lunes, 31 de enero de 2011

El hombre iracundo


Era un hombre que, con frecuencia, padecía accesos de ira incontrolada, así que decidió ir a visitar a un sabio que vivía en la cima de una colina para que le aconsejara. Cuando llegó hasta el sabio le dijo:
-Tengo fuertes ataques de cólera y eso hace muy desgraciada mi vida y malogra mis relaciones con los demás. ¿Puedes ayudarme?
-Antes que nada –dijo el sabio-, es importante que quieras superar la ira, pero para aconsejarte mejor necesito que me la muestres.
-Pero ahora no tengo ira –dijo el visitante.
-Pues cuando tengas ira, ven a verme y así la veré.
El hombre volvió a su casa y días después fue asaltado por un acceso de ira, por lo que volvió a visitar al sabio.
-Bien, muéstrame la ira –dijo el sabio.
Sin embargo, durante el viaje se le había pasado.
-Ahora no la tengo. Ya se me ha ido.
-Es que has venido muy despacio. Cuando te sientas airado, ven más rápido.
Pasados unos días, el hombre sufrió otro fuerte ataque de cólera. Recordando la recomendación del sabio, comenzó a correr cuesta arriba hacia la cima de la colina. Llegó agotado hasta el sabio, pero la ira había desaparecido. El sabio le dijo:
-Esto no puede seguir así. Otra vez vienes a verme sin ira. Corre más rápido. Trata de subir más deprisa.
Cuando la cólera volvió a hacer presa del hombre de nuevo, salió en estampida hacia la cima de la colina para mostrársela al sabio. Al llegar, tras una penosa y extenuante ascensión, oyó que el sabio le decía:
-A ver, ¿dónde está la ira?
Ya no sentía ira. Esta operación se repitió varias veces. Por fin un día el sabio le dijo:
-Creo que me has engañado. Si la ira formara parte de ti, podrías enseñármela. Has venido una docena de veces y nunca has sido capaz de mostrarme la ira. Te atrapa en cualquier momento y con cualquier motivo y luego te abandona. No vuelvas a dejar que la ola de ira te envuelva. La ira no te pertenece.
El hombre no se dejó atrapar nunca más por la ira y así recobró la paz interior.

viernes, 28 de enero de 2011

Suéltalo


Un Brahmán le fue a pedir ayuda al Buda, presentándose con una ofrenda de flores en cada mano. “Suéltalo”, le instruyó el Buda y el Brahmán soltó las flores que llevaba en la mano derecha.
“Suéltalo” repitió el buda y el Brahmán soltó las flores que llevaba en la mano izquierda.
“Suéltalo” repitió el Buda y el Brahmán se quedó sin saber qué hacer.
“Suelta todo lo que hay en ninguna mano… sino en el medio”.
Al escuchar esto el Brahmán se marchó satisfecho.

Richard Lang

martes, 18 de enero de 2011

Preciosa historia sobre el Buda




El rey Bibimsala de Magadha decidió honrar la visita de Buda con un Festival de Luz. Las casas se pintaron de nuevo y las calles fueron engalanadas con guirnaldas de flores. Pero lo más hermoso de todo fueron las miles de lámparas de cobre alineadas en la calle principal, formando un fantástico túnel de luz por el que Buda iba a caminar.
En aquella ciudad vivía una dama anciana que, aunque era muy pobre, sin embargo era rica en su amor por Buda. Sólo poseía una vieja y agrietada lámpara de arcilla, y había hecho una mecha de un pedacito de su sari, pero no tenía dinero para comprar combustible para la misma. Un amable tendero se apiadó de ella y le ofreció el aceite suficiente para encender su lámpara, pero sólo durante un corto periodo de tiempo. Entusiasmada, ocupó su lugar al borde de la calle mirando expectante hacia las puertas por las que había de hacer su entrada aquél a quien ella tanto quería..
Cuando llegó el crepúsculo, Buda apareció seguido del séquito de sus discípulos, caminando silenciosamente con sus pies desnudos en la suave arena. La cara del rey despedía orgullo al contemplar el brillo de las lámparas a lo largo del camino. Pero su delicia se convirtió rápidamente en horror cuando una ráfaga de viento penetró a través de las puertas, extinguiendo todas las lámparas menos una, la agrietada lámpara de arcilla, cuidadosamente protegida del viento por una anciana.
El Buda se paró delante de ella. Cuando la anciana se arrodilló para recibir su bendición él dijo a sus discípulos: “Observad a esta mujer detenidamente. Nada puede extinguir su luz gracias al poder y la fuerza de su devoción. Mientras las disciplinas espirituales se practiquen con la clase de amor y dedicación que esta mujer tiene, la luz del mundo nunca se apagará”.

Mansukh Patel

domingo, 16 de enero de 2011

Si Él es encontrado ahora, Él es encontrado entonces


Si tus cadenas no son rotas mientras estás vivo, ¿qué esperanza de liberación hay en la muerte? Es como un sueño vacío, esperar que el alma se unirá con Él solo porque ha dejado el cuerpo. Si Él es encontrado ahora, Él es encontrado entonces: si no, solo irás a morar a la Ciudad de la Muerte.

Kabir