lunes, 24 de octubre de 2011

La quietud como elemento de armonía y serenidad

Un elefante corria hacia su boda, llevaba en la trompa el anillo de compromiso. Corría por el cauce de un río. De repente tropezó con una roca y en la búsqueda del equilibrio para no caer y mojarse, la trompa soltó el anillo y vió como se zambullia en las aguas. Se volvió loco, removió todo con su cuerpo para buscar el anillo, y con cada movimiento, lo único que hacia era elevar la arena y el sedimento del lecho del río, oscureciendo las aguas. Cada vez se agitaba más, y cada vez era más difícil averiguar donde estaba el anillo. Así llevaba rato.

Cerca, en una de las márgenes del río, sentado en una de las ramas de un árbol, un pájaro multicolor observaba todo suceso, riéndose de vez en cuando. Al final grito:

- Eh tu, para ya-

el elefante al principio no sabía quien le hablaba,

- Si tu- para ya, quédate quieto-

Al final vislumbró al pájaro tranquilo en una de las ramas del árbol. Se lo quedó mirando embobado.

- Si quédate quieto, por favor, no te muevas más.

El elefante dejó de moverse, las aguas fueron calmándose, y el sedimento bajo hacia el lecho.

Poco a poco las aguas se volvieron claras, el elefante estaba quieto, asombrado del hecho.

Al final cuando todo estaba tranquilo, en el fondo del río, descubrió algo que brillaba.

En plena quietud y calma pudo recuperar el anillo.

Una vez alcanzado, descubrió la quietud como elemento de armonía y serenidad.

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